Historias
"Pamplonilla la loca": nombre que le dieron en tiempos de la colonia a Pamplona.
Pamplona en el sigo XVI tuvo su época de locura, porque se descubrieron las minas de oro de Páramo Rico, de Santurán, San Antonio, La Bajá (nombre de esa época). El que sí es preciso es el de Páramo Rico y la mina de Pata e'gallo. Esta última inundó de oro a Pamplona. Cantidades de metal precioso botó esa mina, y se corrió la voz por toda la región. A todo el nuevo reino de Granada se difundió la noticia del descubrimiento de Pamplona. Entonces, empezó a llenarse la población de alimañas, rateros indeseable en busca del metal dorado y Pamplona se volvió un desorden: gritos, mujeres, prostitución, robos, concupiscencia, el deshonor, todo. Pero la divina providencia es poderosa y el señor quiso castigar esta demencia.
Ya todo el mundo daba remoquete de "Pamplonilla la loca", por su insania. El señor entonces, empezó a enviar sismos que se presentaban periódicamente, pero esto no acobardó a los pamploneses ni a las alimañas llegadas.
Leyendas, mitos y duendes*
Nicolás Corredor/Cuadro de Emiliano Villamizar
La historia de los pueblos se hace en buena parte con aquellas leyendas, mitos, cuentos y anécdotas que el vulgo se encarga de recoger y transmitir de generación en generación.
Las personas van inventando y recopilando las diversas versiones, y cuando menos lo advierte la comunidad, existe un buen número de ellas, las cuales van dando identidad propia a las regiones.
La cuidad de Pamplona no ha escapado a este fenómeno y hoy, después de 449 años de ser fundada, encontramos personas como Víctor Manuel Villamizar, popularmente llamado "Toto", quien ha venido desde hace años recuperando espacios acerca a de las memorias pamplonesas a través de la cuentearía y el manejo del lenguaje popular como narraciones de historias, mitos, leyendas, cuentos y anécdotas que son hoy motivo de admiración por parte del oyente aunque su tradición se ha perdido a medida que pasan los años.
El huérfanito
Un 14 de septiembre de 1648 la mano justiciera de Dios cayo sobre Pamplona (un pueblo que había caído en la perdición). Empezó un movimiento de tierra, y en el convento santa clara, en donde habían 87 vírgenes monjitas que oraban por el pueblo pamplones, la Madre Magdalena oyó cuando santa Clara desde su nicho le dijo.
-Hermana Magdalena, ve por tus hijas -.
De inmediato la madre comprendió que se avecinaba una tragedia y llamo a las hermanas, les manifestó que debían salir de inmediato al patio; estaban saliendo cuando vino el primer remendón. Una de las monjitas, tenía un niño Jesús en sus brazos ( en la época, cuando ingresaban al convento las monjas, eran casadas con El Señor, y les entregaban un niño Jesús para cuidaran de él) . Esta monja quería mucho a su imagen ; la cual había sido traída de España. Era metálica,de una aleación como de aluminio y cobre (todavía se conserva). La monja tomó El Niño de su celda y salió. Desafortunadamente cuando cruzaba el patio, los techos se derrumbaron, y una viga cayo sobre la monjita y la mató. A la mañana siguiente, buscando a la religiosa entre los escombros, hallaron al niño sobre la viga con la manesita derecha levantada mirando a la monja muerta. Desde ese momento los pamploneses llamaron a este niño "el huérfanito". Es el mismo que se encuentra en el convento de Pamplona. 'Otro pañito de lágrimas'de los pamploneses, al cual acuden. Es el que los ayuda, el que los favorece, es el faro de luz.
La mula maniada
Creencia de los viejos sobre una mula con las manos maniadas que iba caminando a saltos.
De la esquina donde esta el colegio Afanador y Cadena hasta la plazuela, nadie podía pasar después de las diez de la noche. Eran sólo pesebreras por ese sector y la gente se acostumbró a el olor de la boñiga. Nadie ha podido aún acabar con este olor. En este sector salía 'la mula maniada'. La mula era un espanto, que asustaba terriblemente a las personas. Se les enfriaba el cuerpo, los pelos se les ponían de punta y quedaban privados. Todos estos espíritus fueron recogidos por los vieras en secciones de exorcismo
El Cristo del humilladero
Fotografía de Nicolas Corredor.
Los españoles cuando fundaron un pueblo, le regalaban una imagen de la virgen o Jesucristo.
A Pamplona le llevaron un Cristo o lo hicieron allá. No se sabe, con el tiempo investigando en una y otra parte, se escucho lo siguiente:
"Era una tarde comun y corriente en Pamplona. Los pamploneses admiraban el crepúsculo cuando vieron que de un trigal salía un grupo de hombres que en sus espaldas portaban una caja inmensa. Delante de ellos, dos jóvenes, de mirada dulce, transparente no hablaban. Sólo sonreían.
Los pamploneses los siguieron use decían 'un muerto no es' los jóvenes llegado al Convento de Santo Domingo. Al llegar uno de los jóvenes se dirigió al cura diciéndole : 'somos portadores de un mensaje para usted junto con esta caja. El mensaje es que usted nos ubique en un lugar para armar el contenido del cofre'. El padre accedió y lo llevo a la Vera cruz, hoy el Humilladero.
Pasaron días y en vista de que los jóvenes no salían, fueron en su búsqueda. Abrieron y la sorpresa fue enorme: en el centro de la capilla había una imagen de Jesús. Es esa la imagen patrona de hoy día. De los jóvenes no se volvió a saber nada. Para los pamploneses estos 2 jóvenes fueron dos ángeles del cielo, quienes trajeron la imagen."
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*Todas las historias aqui narradas han extraídas del libro "LOS CUENTOS QUE TOTO CUENTA", Historias, leyendas y cuentos de Pamplona de antaño. Compilado por José del C. Bolivar R., Profesor de la Universidad de Pamplona.